El día 12 de febrero, algunos de los profesores del centro, madres y padres de alumnos y dos de las alumnas de 4ºPDC, entre ellas yo, nos reunimos para hablar sobre el libro que habíamos decidido leer. Personalmente, no sé si los que estuvieron en la tertulia pensarán lo mismo, pienso que fue la mejor de las tertulias en las que he participado. Fue una buena ocasión para hablar de un tema que nos interesaba a todos, y sobre todo, para reírnos, porque fue una tertulia llena de risas. Leer es bueno, divertido, entretenido... pero, ¿leer en grupo? ¡muchísimo más!
En general, a casi todos los participantes nos gustaron los dos mismos poemas, el 3 y el 20.
Casi que nos pasamos toda la tarde hablando mayoritariamente del poema 3, ya que el autor, el gran Pablo Neruda, utiliza como recurso literario la metáfora y eso nos dio de qué hablar. La verdad, que tiene poemas preciosos y que sirven de reflexión e invito a cualquiera que tenga un poco de tiempo a que empiece a leer alguno que otro, que seguro os encantará. Aquí os dejo el poema que leí yo y el que más me gustó de todos.
20.-
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Por último, quería agradecer al profesorado que participa por hacer de ésta actividad algo tan divertido. Lo primero que pensé fue que sería raro el estar en un horario que no fuese escolar hablando con los profesores y sobre todo entendiendo lo buena que es la lectura. Gracias.
Irene Rueda.
"Ensanchar la mirada"
.